Graffiti 3 X

  • Rafa Martínez

Era el año de 1993, en las inmediaciones de la colonia Guerrero, cuando un chico cuya afición era presentarse todos los sábados en el Tianguis del Chopo, para conseguir nueva música a manera de convertirse en un melómano de muchos ritmos, decide conformar una banda con sus compañeros de cuadra. 

Roberto Wong Robledo “El Monstruo” (voz), Carlos (batería), Julio (guitarra) y Mauricio Sánchez Ávila “El Murciélago” (bajo) inician un proyecto, con el objetivo de sacar toda la música que tenían dentro. Las letras de Roberto eran una fabulosa válvula de escape, una combinación de frustración, exceso y mucha energía. El resultado: creaciones inclinadas al punk.

Tocaban en el barrio, principalmente para público punk, pero éste se hacía cada vez más exigente y predominante, sobre todo, en colonias como la Guerrero. La gente que vivía o asistía  a estos lugares de vulnerabilidad, necesitaba sacar la furia anti sistema como un efecto que provocaba el olvido de problemas en la pandilla. Aunque ese efecto de bandas como la de Roberto, muchas veces, ocasionaba lo contrario. 

Al nombrar la agrupación, Roberto Wong optó por el nombre de Graffiti 3X haciendo referencia al arte y clandestinidad de hacer pintas en paredes de la calle. 3X, porque, en ese tiempo, las botellas de licor tenían etiquetas de marca con dibujos animados y era común que, al mostrar contenido de alcohol, lo que resaltaba eran “XXX”.

Poco a poco, Graffiti 3X se daba a conocer. Era una banda que llamaba mucho la atención por la forma y presencia escénica del vocalista. Roberto: un hombre corpulento, tenía siempre trato frontal con el público. Adquiría tempestiva actitud y eso hacía que la gente le mirara con respeto en el escenario. Sin duda, su atuendo y peinados hacían del Monstruo un personaje sobresaliente, desde el inicio.

Fue en las primeras tocadas donde Graffiti conoce a Amaya, vocalista de Síndrome del punk, quien les escucha e invita a participar en la compilación de bandas “El Punk no está muerto”, donde producen “La Televisión” (vol. I), “No Te Acerques” (vol. II) y “La Ladilla” (vol. III); canciones que fueron distribuidas de forma clandestina, pero hicieron ruido. 

Como en casi en todas las bandas de amigos, llegó el momento de cambios y es así como el grupo se queda sin baterista y una guitarra. Para el Monstruo no fue impedimento en las presentaciones futuras, pues junto con el Murciélago, tenían la osadía de presentarse a dueto con una propuesta de sonido estruendoso en la batería. En uno de los tradicionales sábados del Chopo, conocen a Israel Olguín, baterista de Bacteria, y le ofrecen integrarse al grupo. Israel accede de muy buena gana y logra que su sonido se haga parte de Graffiti de manera casi inmediata. 

Fue en una de las tocadas del Chopo donde varios personajes de la escena le habían echado oído a Graffiti. Entre ellos: Alberto “Thrash” Pimentel, quien fuera vocalista de Transmetal y Leprosy. En 1996, Graffiti 3X firma un contrato con Discos y Cintas Denver y dejan el proyecto al experimentado músico para grabar el primer material: “Música de Odio”. Éste inició con el pie derecho y la agrupación comenzó a ser solicitada en los grandes festivales rockeros de la época. Esencialmente en municipios  de Tlalnepantla, Atizapán, Naucalpan y, generalmente, en la periferia del Estado de México.

La excentricidad de las presentaciones en vivo, la actitud de Roberto y lo que estaba alrededor de él, era explosivo y ocasionaba sorpresa y furor. Tocada tras tocada, estos elementos se volvieron característicos de Graffiti 3X.

Para 1996 la banda había recorrido latitudes obligadas con su álbum debut. El casete tuvo varias reimpresiones y la fama creada por la actitud del vocalista llegaba a toda la República Mexicana, incluso a otros países. Es en 1997 cuando se integra a la guitarra Alejandro Hernández, con quien se inicia la producción de un segundo material al que denominaron: “Miedo”. El disco deja oír las influencias más allá del punk, la combinación de música diversa y la experimentación de la banda, lo que deriva en la ampliación espectral de escuchas. 

Para este segundo material, los excesos predominaron en la vida de los músicos. La actitud de Roberto comienza a verse interferida por algunos riesgos, pues de pronto,  no controlaba lo que decía al micrófono y llegó a golpear a los seguidores, situaciones que causaron cierto morbo. Contrariamente, a los efectos negativos, estos sucesos sirvieron a la carrera de Wong, porque, como parte del show, Graffiti demostraba ser una banda que vivía para causar estragos, vivirlos, plasmarlos en su música y, sobre todo, hacer conexión con quienes, en ese momento, sentían frustración. 

A partir de este momento, Graffiti 3X comienza a ser parte fundamental del movimiento de hard core en español, alternando con bandas como: 2 minutos y Rata Blanca (de Argentina), Def Con Dos y Siniestro Total (de España). A consecuencia de estas alternancias, la banda comenzó a tener presencia en Estados Unidos, Centroamérica, Suramérica y España.

El disco “Esto No Es Un Juego” (1998) es el inicio profesional de Francisco Gatica en el bajo y de Jorge Luis Góngora en la guitarra. Este material marcó la concreción del sonido y actitud de la banda. La línea de Graffiti 3X se sabía y se tenía clara: exceso. Las tocadas de la banda eran una fiesta eterna. El Monstruo salía a las presentaciones en pañales o en calzones, maquillado, con peinados extraños y con saltos mortales en el escenario. Los discos y las tocadas, así lo demuestran: ES MÚSICA FURIOSA.

Una de las controversias incisivas de Graffiti 3X fue la canción “Patea un Ska”, tomada como “himno” y marcando división entre los seguidores del ska y el punk, pues en 1998, el ska se encontraba en pleno apogeo y la canción de Graffiti representaba a la banda que dividía pensamientos y géneros musicales.

Además del calor de las copas y el micrófono en mano, en cada presentación Wong incitaba  la violencia entre géneros. Ésta fue sin duda, una situación difícil para la banda, porque, uno de los máximos apoyos de ésta: el tianguis cultural del Chopo, posee la filosofía de no estar de acuerdo con la exaltación de dividir violentamente a las tribus que conforman este bastión de géneros. En este sentido, el tianguis del chopo, ante cualquier cosa, profesa “la tolerancia”. 

Para este mismo año, la reedición del disco “Música de Odio” fue algo que le convino a la banda. De alguna manera, el sacar este material, hacía que nuevos adeptos se unieran a Graffiti. Sin embargo, en esta etapa, las secuelas de excesos mermaron la salud de Roberto, pues ya no ofrecía shows completos ni rangos de voz. Así pues, sonaba urgente un descanso.

Para el año 2000, salió el disco: “La Película”, como una fiel demostración de lo que es vivir la experiencia de Graffiti 3X en una tocada. En el 2001, Israel invita a Gustavo Quintanar a participar como guitarrista y viajan, por primera vez a Estados Unidos. Es ahí donde la banda se encuentra con un verdadero y creciente bastión de seguidores. Por ello, sus discos obtuvieron vigencia a nivel internacional y una experiencia que obligó a la agrupación a dar mucho más de lo que había ofrecido. Después, Israel Olguín decide salir del grupo para crear en otra banda, pues ya no compartía la ideología del exceso.

Durante el 2003, la banda trabajó en el siguiente material “Unidos Para Luchar”. En este disco, Francisco Gatica produjo con diversas herramientas e hizo de éste el material de una banda consolidada, pero las acciones de Roberto Wong y la actitud del resto de la banda, causaron distanciamiento entre ella. Por ésta y otras razones, Roberto enfrentó una constante lucha entre su salud, la banda y el encuentro espiritual. Sin embargo, musicalmente Graffiti 3X seguía activo.

En 2005 sale a la luz el disco “Los Apartados” como un material que pareciera forzado. Para el 2008, se hace una reedición titulada “El Club De Los Apartados” con tres canciones más. “Resurrección” se presenta en el 2009. Posterior a este lanzamiento, Gatica se despide de la banda, haciendo una de sus últimas presentaciones el festival Los Jefes de Jefes del Rock Mexicano, edición 2011. Después de tanto tiempo y trabajo, vino una gran pausa para Graffiti.

Para ese entonces, Roberto inicia una búsqueda diferente a los excesos. Su salud le daba cada vez más problemas y comienza a tratar de cerca con Toshiro Midori, quien le invita a unirse al cristianismo. Evidentemente, para Roberto fue cuestión necesaria, pues debía reencontrar el camino de su propuesta musical, entre otras razones. Toshiro hizo de Roberto un aliado y le invitó a palomear en bandas de música cristiana. Fue así como el Monstruo se convirtió en seguidor de este movimiento religioso.

En 2012, se anuncia el regreso a escena de la banda ochentera Mara y es aquí donde Roberto Wong, gracias a la cercanía con Toshiro, es invitado a ser vocalista. Tiempo después y por diversas razones, Roberto se distancia de Mara y contempla la insistencia de Gustavo para retomar la actividad de Graffiti 3X. En consecuencia, el grupo de punk se vio en la necesidad de obtener colaboraciones musicales, hacer ajustes y direccionar el camino andado.

Al año siguiente (2013) y después de mucho tiempo de amistad entre Roberto y Gustavo, Graffiti 3X trabaja nuevamente para obtener la vigencia que tuvo en su momento. Deciden entonces hacer un trio con Mario Cabestany “Pelón”, quien tocaba con Rebel D’ Punk y Yucatán a Go Go, retomando los éxitos de la banda y con mira a hacer nuevas canciones. Con actitud poderosa, mayor tolerancia y diversos ritmos, Graffiti 3X se convierte de nuevo en un grupo generador de música.

Para este momento, Gustavo Quintanar toma las riendas de la dirección musical y le da contundencia a la banda renovada que se ocupaba en sacar nuevo material. Trabajando desde el 2015,  el nuevo proyecto discográfico se concreta hasta 2018. La nueva alineación conformada por el Monstruo como frontman, Gustavo en la guitarra, Chris en el bajo y Omar en la batería, presentan, a mediados de mayo, un novedoso y disparatado material: “Unión, Amistad y Punk Rock”. Trabajo en el que persiste la esencia del estruendo y una dedicación musical muy elaborada y producida por el mismo Quintanar.

En tiempo de tecnología avanzada, y aprovechando la era digital, este disco independiente pretende acomodarse con facilidad en el gusto de la audiencia y no está de más mencionar que posee grandes dotes de convertirse en el mejor disco de Graffiti 3X.